
El Uso del Velo en la Santa Misa: Una Tradición con Profundas Raíces Históricas y Espirituales
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El Uso del Velo en la Santa Misa: Una Tradición con Profundas Raíces Históricas y Espirituales
Durante más de dos milenios, las mujeres católicas han llevado un velo al entrar a la iglesia o al estar en presencia del Santísimo Sacramento. Esta práctica, arraigada en la Tradición de la Iglesia, no solo tiene un sustento histórico, sino también un profundo significado espiritual y teológico.
El Fundamento Canónico e Histórico
De acuerdo con el Código de Derecho Canónico de 1917, canon 1262, se obligaba a las mujeres a cubrir sus cabezas, especialmente al acercarse a la mesa sagrada. Aunque el Código de Derecho Canónico de 1983 no mencionó explícitamente esta práctica, no la abrogó. Los cánones 20 y 21 establecen que una ley posterior no revoca una anterior a menos que lo haga de manera explícita. Por lo tanto, según la tradición inmemorial y el derecho canónico, las mujeres tienen aún la obligación de cubrirse la cabeza en presencia del Santísimo Sacramento.
Raíces Bíblicas y Apostólicas
San Pablo, en su primera carta a los Corintios (11, 1-16), enseña que el uso del velo es un signo de reconocimiento de la autoridad divina y de modestia. Este gesto simboliza que la gloria de Dios, y no la del individuo, debe ser el centro del culto. Además, San Pablo presenta esta práctica como una ordenanza universal en las iglesias.
Simbolismo y Significado
El uso del velo trasciende lo superficial. Cubrir la cabeza refleja:
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Sumisión a la autoridad divina: Al igual que la Santísima Virgen María expresó su ‘fiat’ al aceptar la voluntad de Dios, las mujeres al cubrirse con un velo simbolizan su entrega a Él.
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Modestia y castidad: El velo es un recordatorio de que lo sagrado debe ser protegido y venerado. En el Antiguo Testamento, aquello que estaba cubierto con un velo –como el Santo de los Santos– era considerado sagrado.
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Imitación de María: La Santísima Virgen, vista como el Arca de la Nueva Alianza, siempre es representada con un velo. Este signo conecta a las mujeres con su papel como vasos de vida.
Un Llamado a Retomar la Tradición
El abandono de esta práctica, influenciado por malentendidos después del Concilio Vaticano II, ha generado una desconexión con esta rica tradición. Sin embargo, muchas mujeres han comenzado a redescubrir el valor espiritual del velo y su profundo significado.
El artículo original de Esteban Acevedo enfatiza: “Aun si están visitando una parroquia donde no se use velo y sean la única mujer que lo haga, permanezcan fieles a la tradición, a la Escritura y al deseo de entrega a Dios”.
Reflexión Final
El velo no es simplemente un accesorio, sino una expresión de fe, modestia y devoción. Su uso conecta a las mujeres con siglos de historia cristiana y con la tradición de imitar a María. Este gesto, aparentemente sencillo, tiene un inmenso valor espiritual, recordándonos que aquello que se cubre con un velo es sagrado. Recuperar esta práctica es una manera de testimoniar nuestra fe y venerar a Dios con humildad y reverencia.
(Artículo original de Esteban Acevedo) https://www.facebook.com/photo.php?fbid=2072827536325182&id=1640274826247124&set=a.1930234530584484&locale=es_LA